Apizaco |
Apizaco proviene de la lengua náhuatl y significa “lugar de agua
delgada” o “riachuelo”. Se integra con la raíz de la palabra atl, que
quiere decir “agua”; así como con la palabra Ptzacalli, que significa
delgado o delgada, y la final locativa co.
Los cazadores nómadas dejaron testimonio de su presencia en Apizaco,
hace casi 10.000 a 12.000 años. Sin embargo, estos nómadas no se establecieron en el territorio del
actual municipio de Apizaco, sino más bien continuaron su recorrido
hacia El Bloque Tlaxcala, la sierra La Caldera, El Bloque Nativitas y el
extremo oeste, limítrofe con Calpulalpan, donde hallaron condiciones
más propicias para transformarse en núcleos sedentarios.
Durante varios milenios, el territorio de Apizaco permaneció
deshabitado.
Apizaco surge como un campamento ferrocarrilero en la década de 1860. Se ha discutido mucho acerca de la fecha exacta de la fundación, aunque se ha tomado oficialmente como el 1 de marzo de 1866,
cuando William Lloyd, ingeniero en jefe de la construcción del
ferrocarril entrega un informe al Ministro de Fomento sobre el adelanto
de las obras del ferrocarril, este campamento no pretendía ser
permanente, por lo que nunca se solicitó el acta de la fundación de la
ciudad.
El territorio donde se fundó Apizaco pertenecía originalmente a la
hacienda de San Diego Apatlahuaya, del municipio de Santa Cruz Tlaxcala,
propiedad de Eustaquio Barrón, quien junto con su yerno Antonio
Escandón, y Manuel Escandón obtuvieron la concesión para construir el
ferrocarril en Tlaxcala el 19 de agosto de 1856.
Y es muy cerca de este excamapamento ferrocarrilero convertido en ciudad donde encontramos el objeto de nuestro recorrido. En Yahuquemecan, como a15 minutos del centro de Apizaco,
encontramos los anhelados lugares donde podemos conseguir la bebida de los
dioses. Rumbo al barrio de la luz, encontramos un lugar con un
pulque naturalito y de muy buena calidad. Al fondo de la foto (Izquierda) podemos ver una
banca y una mesita en la cual uno puede estar el tiempo que uno quiera o
hasta que se acabe el pulque. Un lugar con una tranquilidad
impresionante donde uno se la pasa muy bien.
A este lugar se llega tomando una pesera que sale muy cerca del centro de Apizaco con dirección a San Dionicio, pedir que los deje en la capilla de la Luz o en la casa que está próxima al puente entrando al barrio de la Luz. Cruzando el puente a unos metros se puede ver este letrero.
A este lugar se llega tomando una pesera que sale muy cerca del centro de Apizaco con dirección a San Dionicio, pedir que los deje en la capilla de la Luz o en la casa que está próxima al puente entrando al barrio de la Luz. Cruzando el puente a unos metros se puede ver este letrero.
Es muy cerca de aquí, en el centro, a un lado de la iglesia de San Dionicio, como a 800 metros del barrio de la Luz, donde podemos encontrar otro lugar dedicado a ofrecer la bebida de los dioses a los seres terrenales. El lugar se encuentra en la calle que está frente a la iglesia donde sólo basta caminar no más de 200 metros para encontrar una botella de PET llena de pulque colgando de un árbol, dentro de la cual podemos observar el asiento tan característico del pulque al fondo de la misma, del mismo árbol al lado de la botella, también cuelga un anuncio con letras amarillas que ofrece el producto, aledaño a una puerta abierta que invita a pasar a un patio con algunas mesas para poder consumir la bebida.
Santa Úrsula |
Siguiendo nuestro recorrido y habiendo asistido a la feria patronal de San Dionicio esa noche, un día después llegamos a un pueblo llamado Santa Úrsula, que se encuentra a 2 km de San Dionicio, donde también había venta de pulque. Iniciamos la andada y la indagación de los lugares donde se podía conseguir el néctar y sólo a tres cuadras de la iglesia se encuentra el primer toreo. Un lugar muy ad hoc al paisaje, un camino de tierra, una piedra grande y otras dos de mediano tamaño que sostienen una parra de concreto en la cual uno se puede sentar al lado de una madera con letras rojas que anuncian la venta del neutle, que uno compra a través de una pared de palos y láminas para tomarlo ahí pero, fuera de la casa.
El pulque de esta zona tiene una característica que se encuentra en todos los pulques degustados de la cercanía, son ácidos, con esto no pretendo decir que sean malos, son muy buenos, sólo recalco la peculiaridad de elaboración. Son naturales, frescos y tienen ese sabor inigualable al maguey.
Un poco más alejados del centro del pueblo, nos dirigimos con Margarito o Don Mago. Auxiliados por las señas que nos dieron los habitantes de Santa Úrsula, nos dimos a la tarea de buscar el siguiente punto para llevarnos una sorpresa. Regularmente los lugares de venta de este líquido ancestral, son lugares humildes, construcciones muy modestas o puestos rústicos pero, este lugar rompió la regla. Andando por un camino de tierra sobre una ladera, se ubica una casa con un jardín bien arreglado y con una buena construcción al fondo de este. Conociendo los lugares que expenden el líquido, este sería el último lugar en donde pensar que pudiera conseguirse el pulque pero, sorpresa, después de andar buscando en distintos lugares con las características antes señaladas y tras una serie de preguntas a los habitantes de la zona, las referencias nos llevaron a ese lugar, la casa bonita de jardín arreglado. Un grito de buenos con desconfianza ante la duda de haber sido víctima de una broma, fue la llave para saber si el pulque se vendía ahí. Efectivamente, salió Don Mago el cual nos ofreció el néctar, un pulque fuerte, con un sabor a maguey más acentuado que los demás que habíamos probado en la zona y menos ácido, mismo que puede ser disfrutado a la sombra de un gran árbol que se encuentra en el jardín.